Cuando tenemos un dolor que nos desgarra, un sentimiento de incapacidad , una separación o una perdida que quita las bases de nuestra vida es natural tener un tiempo de dudas y duelo, pero después, cuanto antes si escuchamos la alerta de nuestro cerebro primitivo, hay que pensar levantarse, agradecer lo que se tiene y vivir, vivir , vivir. Por eso es tan importante la ritualización de los duelos , ponerle un ciclo y un fin ¡Qué mala costumbre es refugiarse en la debilidad, el sentimentalismo y la sensiblería!
En ocasiones vez de reaccionar haciendo intervenir rápidamente el pensamiento y la razón, la fuerza creativa y visceral de la diosa interior , reaccionamos ante la menor contrariedad ,con una actitud pasiva, o autodestructiva , convenciéndonos una y otra vez que no somos capaces de nada , que no valemos nada sin este trabajo , esta persona o este amor ; yo os digo
Milongas¡¡¡¡ aceptar el rol de las culturas solares , en las que solo vale la fuerza bruta , la posición social , la suerte , lo que seposee en recursos , es plegarse a una debilidad destructiva y transformarse a si mismo en dependientes , eso hace que a veces terminemos manifestándonos como un bebe para que, no nos dañen , lloriquear y esperar que los demás vengan a compadecernos y a consolarnos , no digo que no sea util , a veces sirve como estrategia , pero a la larga ,crea debilidades y dependencias no lo olvidemos
Es mas facil consolar que concienciar quien lo duda y el consuelo es muchas veces imprescindible , sino se trasforma en alimento para la auto-compasion
«Oh, ¡qué triste es todo esto, cómo te comprendo!» el pobre ,la pobre,
¿Esto es lo que queréis oír? Y tras escucharlo lamentarte doblemente.
Ojala mantuviésemos ese espíritu, un niño se cae y se pone a llorar, si le decís: «¡Oh! Querido, te has hecho daño, cuánto sufres, mama está aquí, que mala es la enfermera que te cuida o la maestra que te reprocha…» intensificaréis su llanto. Pero si le decís la verdad: «Vamos, no es tan grave, no pasa nada, se te pasa rápido, solo una tirita, vamos a desinfectarlo y así estar mejor, que valiente eres », se acabó, se seca las lágrimas y continuará jugando, continua viviendo y disfrutando de la vida .
Pero, ¡cuántos adultos son como los niños mimados! Por cualquier nimiedad, se lamentan sin fin. Y los otros, ignorantes, creyendo hacer bien, se pasan horas escuchándoles y esforzándose en consolarles y como esa actitud de víctima crea dependencia, propiciamos con eso una repetición. Pero ¿para qué sirve todo esto?
Siempre es un riesgo meterse en la emociones ajenas, es difícil ser inteligentes cuando queremos ayudar a los humanos, pero es necesario a veces zarandearles incluso, si no se les hunde en sus penas y se le afianza en su dependencia
Comencemos con un ejercicio fundamental; aprende a perdonarte y no uses tiempo en llorar por lo pasado
El
perdonarte por tus juicios, generalmente libera la carga negativa que tienes en
contra de ti o de la situación que tratas.
Para comenzar el proceso, puedes simplemente decir: “Me perdono por juzgar…” y agregas una referencia a la persona o asunto en cuestión, repite, repite y repite , puede que no cambie en apariencia la situación , pero tu aprenderás a verla desde otro punto de vista, te sanaras física y emocionalmente . Cuando lo hagas, verás con frecuencia que casi como por milagro, algo se suelta o se va de adentro de ti y te sientes como si se hubiese soltado un peso.
Las declaraciones de perdón pueden ser muy generales: “Me perdono por juzgar a mi madre.” Sin embargo, si no experimentas la liberación del juicio, tal vez te ayude ser más específico: “Me perdono por juzgar a mi madre por no comprarme el par de zapatos que yo quería.” O lo que más convenga a tu problema , “ A mi marido , a mi hijo , a mi amiga , al jefe o jefa “
Es un ejercicio sencillo y eficaz , como todo cuesta tiempo , pero si escribes tu frases y las recitas para ti como una letanía mientras , paseas , limpias o realizas tareas mecánicas , notaras la trasformación.
Me parece que es absurdo meterse voluntariamente en el ataúd con un muerto, condenarse por el delito que otro ha cometido o enfermar cuando podemos estar sanos , mas nos vale ser como los niños ,levantarnos y continuar jugando.
Para comenzar el proceso, puedes simplemente decir: “Me perdono por juzgar…” y agregas una referencia a la persona o asunto en cuestión, repite, repite y repite , puede que no cambie en apariencia la situación , pero tu aprenderás a verla desde otro punto de vista, te sanaras física y emocionalmente . Cuando lo hagas, verás con frecuencia que casi como por milagro, algo se suelta o se va de adentro de ti y te sientes como si se hubiese soltado un peso.
Las declaraciones de perdón pueden ser muy generales: “Me perdono por juzgar a mi madre.” Sin embargo, si no experimentas la liberación del juicio, tal vez te ayude ser más específico: “Me perdono por juzgar a mi madre por no comprarme el par de zapatos que yo quería.” O lo que más convenga a tu problema , “ A mi marido , a mi hijo , a mi amiga , al jefe o jefa “
Es un ejercicio sencillo y eficaz , como todo cuesta tiempo , pero si escribes tu frases y las recitas para ti como una letanía mientras , paseas , limpias o realizas tareas mecánicas , notaras la trasformación.
Me parece que es absurdo meterse voluntariamente en el ataúd con un muerto, condenarse por el delito que otro ha cometido o enfermar cuando podemos estar sanos , mas nos vale ser como los niños ,levantarnos y continuar jugando.
por Circe
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